El puente de la memoria

–El 24 es el día de la Memoria, la Verdad…
-Y la justicia.
-Y la justicia. ¿Qué significan esas palabras para vos? Memoria, Verdad y Justicia.
-Verdad… no sé mucho, que digan la verdad. Justicia por los nietos y los bebés y los hijos. Y…
-¿Y Memoria?
-Memoria para recordarlos y poder encontrarlos.

Por Frente de DD.HH. Marabunta. Regional Río Negro-Neuquén


“Ange” Maciel Collipal, de 9 años, vive en Fiske Menuco (Gral. Roca), Río Negro. Ella dice que “escucha todo” cuando les grandes hablan de política. Cuando le preguntan por qué le parece importante marchar el 24 de marzo, responde:

-Para ver si al menos podemos encontrar a alguien. Y porque me gusta mucho ir a las marchas.
-¿Te gusta mucho ir a las marchas?
-Sí, me encanta saber sobre las cosas.

Es nieta e hija de militantes sociales y políticas. Así, se va enterando de las marchas, de las actividades, de lo que pasa. “Empecé a ir a la [universidad] piquetera.(…) Me interesó participar porque yo ya sabía, porque lo había aprendido en la escuela. Entonces, como me gusta, empecé a estudiar un poco más de eso”. 

Este camino la llevó a participar de un Seminario universitario en la Facultad de Derecho y Cs. Sociales de la UNComa. La propuesta estuvo a cargo de Sol Busso, quien además de ser docente forma parte de la organización Jóvenes por la Memoria y del Grupo de Apoyo a las Madres.

El puente transgeneracional que une la vida de Ange con la de las Madres es un testimonio vivo de la construcción de un movimiento de Derechos Humanos en el Norte de la Patagonia, cuya lucha y legado ya lleva más de medio siglo y enfrenta hoy los desafíos de la coyuntura y el paso del tiempo. Sol transita esa vía desde pequeña también y hace 20 años comenzó sus primeros pasos en la militancia para mantener viva la memoria. Pero, ¿cuándo y cómo se colocaron los cimientos de ese puente? ¿Quiénes fueron las manos que lo construyeron?

Amalgamadoras de las luchas de ayer y hoy

Si bien la filial Neuquén y Alto Valle de Madres de Plaza de Mayo se oficializó en 1982, la lucha y el proceso de organización no comenzó ahí. El aparato represivo ya se venía profesionalizando y actuando años antes del golpe de 1976. Desde 1975, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), con el obispo Jaime de Nevares como una de sus figuras clave, y Noemí Labrune, fundadora del CELS, acompañaban a los familiares de personas perseguidas, asesinadas y desaparecidas. En nuestra región, las reuniones se realizaban en el Obispado de Neuquén, donde cada martes se encontraban familiares y militantes de derechos humanos convocados por de Nevares.

Noemí Labrune, una docente que vino al sur luego de renunciar en el marco de la Noche de los Bastones Largos del 66, fue otra de las personas fundamentales. Recorría casas, anotaba nombres e insistía en la necesidad de organizarse. Así el Alto Valle llegó a ser un refugio para muchas personas del país, hasta para exiliados de Chile, y un apoyo para otras luchas como la de los pueblos originarios. 

En este contexto comenzaron a tejerse los lazos que darían origen a la filial de Madres en la región. La llegada de Hebe de Bonafini en 1982 marcó un hito: Neuquén fue reconocida como la primera filial de Madres de Plaza de Mayo, formalizando así un trabajo que venía gestándose desde los años más oscuros de la dictadura.

Para 1986, la filial llegó a contar con nueve integrantes, aunque muchas de ellas participaban de manera esporádica. Sin embargo, tres de ellas se mantuvieron activas durante más tiempo: ‘Lolín’ Rigoni, Inés Ragni, quien falleció el 1 de septiembre de 2024; y Josefa ‘Beba’ Mujica, quien falleció el 26 de marzo de 2003 y fue de las primera catorce mujeres que iniciaron las rondas en Plaza de Mayo en 1977. Fueron ellas las que sostuvieron por décadas desde las ferias de ropa en el barrio San Lorenzo hasta encuentros con el Subcomandante Marcos, viajes para contar la realidad argentina a otros países y las obstinadas convocatorias a marchas, actividades en escuelas y reuniones. La lucha de las Madres a nivel general, aunque atravesada por historias personales, con el tiempo trascendió el dolor individual y se construyó como una lucha dedicada a lxs 30.000. Es preciso recordar que la Asociación Madres de Plaza de Mayo a nivel nacional tiene tres pilares. La primera es la socialización de la maternidad. La segunda es la independencia económica y la tercera es el apartidismo. Pero el apartidismo no como apoliticidad. Ellas siempre dicen que son personas totalmente políticas, que son madres de hijos que querían transformar el mundo y que lo estaban transformando tanto que no solo dieron su vida, sino que también dieron su muerte, como dice Lolín. De esa forma fueron esos soñadores y esas soñadoras quienes las parieron y quienes las impulsan a ocupar los lugares donde hubieran estado sus hijos, explica Sol.

Esto se expresa claramente en la práctica política de las Madres en el Alto Valle, sobre todo a partir de los 90. Así, estuvieron presentes en cada marcha por la educación, en las tomas universitarias, en la lucha docente y en la defensa de la salud pública, así como también acercaron su apoyo a los reclamos de las comunidades mapuche de la zona y acompañaron la lucha de lxs obrerxs de Zanón en las huelgas y la recuperación de la fábrica. “Esta coherencia y este acompañamiento a otras luchas es lo que hace que estén tan legitimadas”, aclara Sol. Su compromiso inquebrantable con las causas populares hizo de ellas un símbolo no solo en Neuquén y el Alto Valle, sino en toda la Patagonia. Sol lo sintetiza: “son amalgamadoras de luchas porque son las únicas que pueden convocar a todo el espectro de militancia”. El resultado más concreto de esa potencia política es constitutiva de la historia y el presente de la lucha popular en la región. En Neuquén, a diferencia de otros lugares del país, la movilización del 24 de marzo es históricamente una sola, y la figura de las Madres, en general, no se cuestiona públicamente ni siquiera desde los sectores más reaccionarios. 

Las Madres siempre han destacado que nunca han trabajado solas, sino que su lucha fue posible gracias al Grupo de Apoyo, formalizado el 5 de mayo de 1989 y consolidado en los años 90. Con la llegada de la era digital en los 2000, se profesionalizó, incorporando el diseño gráfico y estrechando vínculos con el ámbito artístico. A nivel nacional, colaboraban en la distribución del diario y la agenda de las Madres, además de organizar ferias de ropa y otras actividades para recaudar fondos, garantizando el autofinanciamiento y la autogestión.

Esta marcha no tendrá fin, a tomar la posta

Jóvenes por la Memoria es una organización que nació el 20 de mayo de 2017 como un homenaje a las Madres de Plaza de Mayo. Escriben, hacen radio, arman recursos pedagógicos sobre la memoria, acompañan la causa. Su esencia se enmarca en una consigna que Inés y Lolín han repetido incansablemente: “Esta marcha no tendrá fin”. Se trata en definitiva de  una propuesta para que quienes atraviesan sus veintis/treintis asuman el compromiso de sostener y sembrar memoria para las generaciones futuras en las aulas, en las casas, en las calles, en los barrios. “Y esa es nuestra tarea, y bueno, yo me animo a decir un poco nuestra obligación”, concluye Sol. 

Para Sol, el recambio generacional en el ámbito de los derechos humanos está -aún tímidamente- en marcha. Ante el interrogante de cómo aportamos al sostén de la memoria quienes transitamos con mayor trayectoria esta lucha, Sol esboza: 

-“Hay que animarse, hay que inventarlo. Con mucho respeto a la historia reciente y con mucha escucha. Creo que es el momento que nos toca vivir. Tiene que ver con poder aprender de las personas que han vivido esta época y registrar. Y tener esos lentes para mirar el presente. Mirar el presente, analizarlo y planear el futuro. No solo soñarlo, sino bueno, animarse a dar ahí unas pinceladas”.

Con la curiosidad y el entusiasmo característico de las infancias, Ange pidió permiso para emprender el viaje de Fiske Menuco a la capital de Neuquén. Son aproximadamente 50 kilómetros que recorrió junto a compañeres de nuestra corriente para poder participar de la última Marcha de la Resistencia en Neuquén, el 10 de diciembre de 2024. Entre cantos y una ronda sin fin marchando, pudo conocer en persona a Lolín.

-¿Qué te dijo ella cuando se encontraron?
-Que ella hace mucho tiempo había perdido a su hijo en dictadura y que se lo habían llevado y ella estaba buscándolo.

Lejos de ser una obra finalizada, el puente que conecta tres generaciones en esta historia sigue y seguirá en construcción. Parte de la enseñanza de las Madres es la forma de sostener con perspicacia, convicción y valentía la defensa de los derechos humanos de ayer y hoy, incluso en los tiempos más desfavorables. Nos enseñan también a nunca hacerlo solxs: siempre de manera colectiva, en unidad de acción. Hoy es nuestra tarea seguir por esa senda y apuntar hacia una memoria activa. Una memoria que nos recuerde que la lucha de las Madres no es solo un relato del pasado, sino una lucha vigente.

-¿Charlaste más?
-También le charlé de quién era yo, de por qué estaba ahí.

-¿Y qué le dijiste de por qué estabas ahí?
-Porque me interesaba su junta, su marcha. Y porque me gusta saber sobre ellas. Por eso.


Testimonios en primera persona de luchadores por los derechos humanos

En esta sección nos propusimos contar con la voz de compañerxs militantes por los derechos humanos, sobrevivientes del genocidio y familiares contando con testimonios en primera persona en base a dos preguntas que creemos nos pueden dar pistas para pensar los desafíos actuales:

  • A 49 años del último golpe cívico-militar y ante la avanzada de gobiernos y fuerzas políticas y sociales de las ultraderechas: ¿cuáles son los desafíos que interpretás que debe asumir el movimiento de derechos humanos en esta etapa que se abre? 
  • ¿Qué contenidos/sentidos le otorgás al eje Memoria, Verdad y Justicia?

Adriana Taboada, miembro de la Comisión Memoria Verdad y Justicia de Zona Norte.

Mi nombre es Adriana Taboada, soy miembro de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia de Zona Norte y en este mes de marzo estamos cumpliendo 49 años del último golpe militar, que no resulta un aniversario más. Los discursos de odio, el negacionismo, las prácticas fascistas, la violencia como modo de trato con el prójimo nos imponen una profunda reflexión como movimiento de derechos humanos acerca del camino que hemos recorrido y construido y las formas en que fuimos haciendo ¿Qué hicimos bien y qué no fue tan bien? ¿Qué no supimos o no pudimos comprender? Reconocer errores y falencias es un desafío enorme pero necesario para poder desarrollar nuevas y creativas respuestas,siempre colectivas. Es por lo menos uno de los desafíos de la hora, a mi entender es reconocer que estamos ante una situación nueva, vinculada a lo destructivo, a lo más destructivo del ser humano; entender qué es eso novedoso, asumir que la respuesta se construye colectivamente, no de forma declamativa sino con verdadera vocación.

 El otro gran desafío a 49 años del golpe es resistir de manera organizada y unitaria, recuperar la esperanza y poder construir horizonte.
Memoria, Verdad y Justicia para algunos y algunas es un fin en sí mismo. Para mí son herramientas, no cualquier herramienta, son de las más nobles que hemos logrado construir, me parece, en base a la ética y a la manera en que nos posicionamos ante los conflictos sociales y las maneras de resolverlos. Memoria, Verdad y Justicia atraviesa los últimos 50 años de nuestra historia y muestra la capacidad, la fortaleza y la contundencia que hemos tenido para golpear la impunidad del opresor y eso es todo un aprendizaje. Antes y ahora la lucha es una sola, es una de las consignas que la Comisión de Norte mantiene desde siempre y también aprendimos y repetimos, nos hemos hecho eco de ese gran Walsh, Rodolfo Walsh, que nos advertía que las clases dominantes intentan que no tengamos historia, doctrina, héroes ni mártires y que toda lucha debe empezar de nuevo separada de las luchas anteriores olvidando las experiencias colectivas y las lecciones. Esto muestra que el enemigo esto me parece tiene muy claro que una de las claves para impedir nuestro triunfo es la búsqueda de un mundo mejor, está en la transmisión, en esa posibilidad de sostener la articulación entre el ayer y el hoy. Es fundamental dar continuidad y entender, o una manera de dar continuidad es entender qué pasó, por qué pasó y para qué. Y poder mostrar que esos por qué y esos para qué siguen vigentes. Ante la memoria completa, los dos demonios, el negacionismo y la crueldad de este nuevo escenario, no hay que eludir las discusiones, aún las más difíciles. Es fundamental mejorar nuestra posibilidad argumentativa y nuestro conocimiento. Porque Memoria, Verdad y Justicia se construye, se ha construido y se sigue construyendo con valores. Y entonces debemos confiar en mejorar la herramienta para seguir disputando lo que hoy se llama esta batalla cultural que tiene que ver con poder entender y poner las cosas en su lugar.

Nosotras – Cristina Salvarezza 

Me parece que ya tenemos que salir del círculo del movimiento de derechos humanos. Cada uno en el lugar, en el gremio, en la parte de la sociedad, en el lugar donde esté tiene que estar defendiendo los derechos humanos. Por lo tanto no va a haber un organismo, un movimiento destinado a defender los derechos humanos, el ser humano en sí tiene que defender todos los derechos humanos: el derecho de la mujer,  de la vivienda,  el de educación,  el del hambre, del trabajo. Todos los derechos humanos que se vienen violando y cada vez más tienen que ser defendidos por cada uno de los compañeros y compañeras. Hoy que nos toca vivir a nosotros como  jubilados, entonces pedimos en la ronda los otros días de la plaza de que cada uno de nosotros que pertenecemos a un gremio, un sindicato, alguna agrupación, le pidan a ellos, a esos gremios, a las direcciones, a los cuerpos orgánicos que vengan a la plaza a defender los derechos  de los jubilados. Pero también está el problema de la salud, está el problema de educación, para defender derechos, con este tipo de gobierno nos quedamos cortos si nombramos eso nomás.

Quería completar que hoy, cuando llegué de la marcha, llegué muy cansada y pensaba, ¿no? ¿Cuántas cosas estamos aprendiendo de ustedes, de la generación de ustedes? Nunca se nos hubiera ocurrido estar en una plaza que nos den un espacio como jubilados y hablar como jubilados. Y hoy lo pudimos hacer. Es hermoso eso. Y lo hicieron ustedes, porque ustedes están con esa mirada amplia de defensa de los derechos humanos. Se une al otro que es el mismo, el mismo que venimos levantando desde que asumió de nuevo la democracia. Creo que es fundamental y que no debemos permitir que se corten los juicios, que la justicia, la memoria, por supuesto, y conocer la verdad es fundamental para seguir avanzando. Con respecto a las prisiones domiciliarias para los genocidas hubo una muy buena reacción. Y bueno, aunque la ley lo permita, nosotros sabemos que están juzgados y condenados por la sociedad también. Hay que seguir con los juicios, hay que seguir con los ejes de la memoria y hay que incorporar también la memoria reciente. Yo hoy escuchaba en la plaza del 8M, la cantidad de compañeras en tan corto plazo que no tienen juicio, que no se sabe dónde están, que han sido víctimas de distintas causas, porque no solo se cierra al hecho de la violencia familiar, se está abriendo y vemos que cada vez más hay bronca concretamente contra las mujeres. Porque creo que sí, que las mujeres han dado un paso adelante muy importante. Sí, creo que hay que seguir. Yo en este momento estoy retomando toda la parte de juicios para no olvidarme todas las investigaciones que se hicieron. Y como que surgen más desafíos cuando te prohíben y cuando intentan cercenar la justicia, ¿no? Bueno, un abrazo y espero que esto sea un pequeño aporte.

Adriana Leiva, Hermanxs (Hermanas y Hermanos de Detenidxs Desaparecidxs y Asesinadxs por el Terrorismo de Estado)

Soy Adriana Leiva, hermana de María Delia Leiva, secuestrada, detenida, desaparecida el 11 de enero de 1977, junto a su hijo de tres meses, que fue apropiado y después de 25 años recuperó su identidad. Y, en el año 2000 nos pudimos reencontrar. 

Uno de los desafíos es ver cómo hacemos ante este discurso de las nuevas construcciones políticas de derecha y ampliar la llegada a más sectores de la sociedad reforzando nuestro relato, nuestra propia historia como sociedad y que asumamos la vulneración de todos nuestros derechos y también como organismos sostener y reforzar nuestro relato, que la sociedad siempre tome conciencia de que el terrorismo de Estado le pasó a la sociedad, no a los familiares solamente. Y también la apertura a trabajar, a estar y construir con las nuevas generaciones.

Memoria, verdad y justicia. La memoria es una construcción colectiva, es un compromiso ético-político y la memoria es nuestra identidad. La verdad relacionada con la historia, el pasado, relacionándolo con el presente. Si no tenemos memoria es difícil llegar a la verdad y dentro de esa verdad, desde la ética también y lo político. ¿Qué relato tomamos para llegar a esa verdad? Y en cuanto a la justicia, bueno, si hablamos concretamente de los juicios de lesa humanidad, está bien que se hagan los juicios, pero es incompleto, porque no sabemos la verdad, está todo muy relacionado porque no se abren los archivos  y  son voluntades políticas. Y también ampliarlo, porque hablamos de memoria, verdad y justicia como una frase a partir del terrorismo de Estado, del golpe de 1976, cuando en realidad esto es anterior. Las violaciones se vienen cometiendo antes del golpe del 76, diríamos, desde el 73 en adelante, hasta el 83. Pero además también estamos hablando de una memoria, de una verdad y una justicia que en el presente también es deficiente, sobre todo la justicia, pero porque está todo entrelazado. Y en el presente habría que hacer  algo que nos debemos como sociedad: un debate, una reflexión sobre cómo se construye todo esto. Porque la realidad es que hoy sigue pasando. La verdad y la justicia, sobre todo, que depende de donde ven el relato de los hechos también, cómo construimos eso.

Ana Tello, ex militante de HIJOS La Plata, artivista LGTB y antifascista. 

Por un lado, la memoria que tenemos que retomar es sobre los métodos de lucha, de los 70, no para replicarlos, pero sí me parece que tenemos que entender que el enemigo es el mismo, que lo que se instauró en la dictadura fue el neoliberalismo. Que hoy por hoy tiene por ahí métodos más sofisticados que el terrorismo de Estado, pero que tiene los mismos efectos sobre la población, que son lograr una enorme transferencia de recursos que concentra la riqueza en unos pocos con una sociedad que está paralizada e hipnotizada por los medios de comunicación, por las redes, y un poco lo que desde ahí se propala es el el sálvese quien pueda. Yo creo que tenemos que poder historizar tanto esta transferencia de recursos como las resistencias que se dieron todos estos años para construir capacidades de caracterización de la situación en la que estamos y elaborar nuevas respuestas. Y bueno, finalmente como autocrítica me parece importante que pongamos un poco en remojo la institucionalización de la memoria, donde parece que todas las capacidades de transformación social quedaron entrampadas en lógicas burocráticas del Estado. Necesitamos más caracterización y más radicalidad  en la acción.

Me parece que los organismos de derechos humanos van más vinculados a las víctimas directas del genocidio, madres, abuelas, hijos, detenidos, estos últimos 20 años se han volcado mayormente a buscar memoria, verdad y justicia desde una perspectiva por ahí más institucional. La búsqueda de justicia dentro de los tribunales en los juicios por crímenes de lesa humanidad generó por ejemplo la investigación de los centros clandestinos de detención, sus circuitos, sus responsables y la búsqueda de saber el destino final de las víctimas; con ello, la conformación de sitios de memoria que para mí en definitiva por más amor que le hayamos puesto son museos. Si bien esto generó un montón de pruebas que demuestran la existencia de los crimenes de Estado y del genocidio, a mi criterio desvió un montón algo de la energía creativa que tenían los organismos de derechos humanos desde el fin de la dictadura y hasta los 2000 inclusive durante la dictadura con las Madres.

 Por ejemplo, para mí, las madres, sobre todo la línea de Hebe y después los hijos, que te digo cuento esto porque es desde mi propia práctica: la ronda de las madres para mí es la antípoda de lo que propone un museo, es una memoria viva que está vinculada a las luchas actuales donde más allá del dolor, el miedo, quienes rondan son sujetos políticos deseantes y constructoras de otra realidad, no espectadores de un museo. Otro ejemplo para mí podrían ser los escraches en los 90, donde la justicia institucional estaba totalmente bloqueada por las leyes de impunidad, entonces los hijos retomamos la idea de condena social que planteaban las madres, y la justicia en los escraches era puesta al alcance de la propia sociedad. Decíamos, como  la justicia está en manos de la sociedad podemos no venderle al genocida,  recordarle quién  es,  podemos impedirle dar clases en las escuelas… La justicia estaba en nuestras manos y no perdida ahí en los tribunales. Con el nivel de negacionismo y cinismo que se maneja hoy desde el poder, los desafíos de los organismos de derechos humanos ahora tienen que ver con poder establecer un vínculo más de acción directa con nuevos lenguajes que puedan interpelar el descontento que tienen los pibes, los jóvenes con la política y que ha capitalizado tan monstruosamente la derecha. Es decir, me parece que por ahí la búsqueda de justicia ahora no es solo en relación al genocidio de los 70, sino al acompañamiento y participación en las luchas actuales, por ejemplo, hoy los jubilados, las luchas por la salud, la persecución que están sufriendo los pueblos originarios o los activistas contra el extractivismo. Entonces me parece que por un lado retomar las calles. Y, por otro, las calles no es que los organismos no las hayan seguido recorriendo pero por ahí me parece que tenemos que prestar más atención a unas presencias más concretas y más sostenidas de las luchas actuales. Hay muchos organismos de derechos humanos que pudieron armar estructuras y una cultura de investigación muy poderosa y me parece que esas capacidades las tenemos que volcar hoy a ver cómo opera la derecha desde el nivel capilar en los territorios hasta las estructuras más internacionales, con qué instituciones y con qué actores operan hoy para poder desarticular esa tela de araña fascistizante que se extiende por los barrios, las escuelas, la calle, y que está generando un clima de individualismo y violencia muy asfixiante.