Frente a la desposesión, un gesto punk/queer

Por Leandro Velasco Cicchitti – Lic. en Economía (UNCuyo)

Hay un derecho al delirio, a clavar los ojos más allá de la infamia, a adivinar un mundo posible por el que vale la pena luchar. A imaginar el futuro en lugar de aceptarlo, de hacer la historia en lugar de padecerla. Ese es un derecho, por más que sea difícil conquistarlo.

Eduardo Galeano, Derecho al delirio

Siguiendo a Jameson, conocer la narrativa y, particularmente, los conflictos entre las diferentes narrativas es un espacio importante para entender la realidad. En ese sentido, Fisher (2009) en Realismo capitalista sostiene que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo y, justamente por eso, la verdadera lucha es por la imaginación y la posibilidad. Al respecto, Hinkelammert (2009) explica que “cualquier imaginación sobre la mejor sociedad posible tiene que partir de un análisis de la mejor sociedad concebible” (p. 46). O, dicho de otra manera, para crear primero hay que creer.

En el prólogo de La construcción de lo posible: la Universidad de Buenos Aires de 1955 a 1966, Marcelino Cereigido dice “lo único que me amarga y preocupa es saber que la misma chatura oscurantista que llevó a aplastar la universidad en 1966 todavía anda por ahí sofocando la mente del grueso de los argentinos, y le impide ejercer su derecho a conocer” (Rotunno 2003, p. 9). Conocer, creer, crear, ¿forman parte de nuestras posibilidades materiales en el día a día?

Marcuse dice que una de las cualidades del capitalismo es producir una ideología de la escasez (¡No hay plata!). Esto genera una mentalidad de la escasez –material y espiritual- que lleva a la clase trabajadora a operar desde la supervivencia en la lógica del sálvese quien pueda, ya que no poseemos medios de producción que si tiene el 1% más rico de los seres humanos del planeta Tierra. Desde este punto de vista, el gesto punk se descorre de ese tipo de relación de producción y piensa “fuera de la caja”. En palabras de Gambina (2023), para combatir esto es necesaria la crítica y también abandonar la emulación productivista del capitalismo. 

El capitalismo contemporáneo toma la forma de neoliberalismo, se sustenta en la teoría económica neoclásica –ya sea en sus vertientes monetarista o austríaca- y pregona la narrativa del ‘fin de la historia, de la ideología y del comunismo’, como única forma de orden posible. Al respecto, Rikap dice que la Economía Política sirve para “reconocer que la sociedad no es producto de dios, ni de la naturaleza, ni de ninguna fuerza oculta” (2017, p.6).

Una de las características del neoliberalismo es el individualismo de posesión según el cual el individuo preserva su libertad y autonomía para su realización personal -lo que es justo- y además “el individuo de posesión es (se asume), esencialmente, propietario de su persona y de sus capacidades, por las cuales nada le debe a la sociedad” (Macpherson 1970, p.218- Montero 2016, p.22). Dicho de otro modo: libertad sin responsabilidad, una incoherencia total.

La desposesión ha construido y generalizado el trabajo asalariado dando identidad y continuidad al capitalismo. Aunque esta identidad no es nombrada directamente. Es interesante la representación que brinda la palabra punk:

“El término punk en su historia se constituyó como sede de un fuerte sentido de fragilidad y desposesión. Utilizada para nombrar a un cuerpo reducido a su instinto de supervivencia, la injuria punk formaba parte de un repertorio disciplinante que dibujaba el límite irreconciliable entre un sujeto apto y autorizado para el mundo y otros figurados socialmente como inservibles: jóvenes amanerados, precarizados, demasiado débiles, impetuosos, inexpertos, sodomitas y perversos” (Cuello 2020, p.17).

Además, en Ninguna línea recta, los autores trazan el hilo que no era invisible que une lo queer con lo punk: 

“En el gesto punk encontramos un descalce íntimo, fundamental del cuerpo y el espíritu al negarse a ser reducidos a un destino asignado, y es a través de aquel primer momento de deserción constitutiva que dice ‘no’ a aquello que nos aplaza y nos oprime, que puede ser liberado y se recupera un primer espacio de posibilidad para la conjura experimental de sí mism* y de nuevas formas de vida (Viola, 2019).

El libro parece ser una botella al mar o una antorcha encendida para “la crisis de imaginación que actualmente atraviesan los activismos, que oscilan entre el agotamiento afectivo, la interiorización neoliberal de la competencia y la aspiración burócrata de convertirse en referentes” (Viola, 2019).

En un primer momento, punk refería a “sujetos profundamente fracturados por los paradigmas de inteligibilidad capitalista, obsesionados con la funcionalidad y capacidad singular de producción” (Cuello 2020, p.16-17). 

Respecto al término ‘queer’ ya en la sociedad victoriana se usaba para desplazar fuera del espacio social a todos aquellos que ponían en cuestión las diferencias entre lo masculino y lo femenino, y también entre lo animal y lo humano; condenándoles al secreto y a la vergüenza:

“Como indaga Paul Preciado (2012), en la lengua inglesa, a partir de su aparición en el siglo XVIII, queer servía para nombrar a aquel o aquello que por su condición de inútil, mal hecho, falso o excéntrico ponía en cuestión el buen funcionamiento del juego social. Figuras como el tramposo, el ladrón, el borracho, la oveja negra y la manzana podrida pero también todo aquel que por su extrañeza no pudiera ser reconocido como hombre o mujer. De esta manera, la palabra queer no parecía tanto estar definiendo una cualidad del objeto al que se refería, como indicar la incapacidad del sujeto de acceder a una representación estable” (Cuello 2020, p.19).

En un artículo de 1971 de la revista Creem, Dave Marsh, desde su columna Looney Tunes, consideraba la palabra ‘punk’ como un cumplido ya que “la alternativa a dicha actitud punkie, para mí era actuar como un boludo dignificado” (Derogatis, 2008: 119- Cuello 2020, p.17).

Como vemos, en sus usos culturales previos a 1970, el término punk es un ejercicio soberano de desprecio social que no deja de estar revestido por un señalamiento sexual hacia determinado tipo de cuerpos: se trata de una referencia a ser cogido, y particularmente, a ser cogido por el culo.

Uno de los rasgos de lo punk destacables es la curiosidad, esa confianza desesperada de que allí afuera tiene que haber alternativas, otros caminos, otras formas posibles de vivir. Un impulso vital que abraza con urgencia la energía antagonista del rechazo: esto no me gusta, esto no es lo que deseo; no voy a esperar, no voy a ceder, no voy a dejarme controlar; lo voy a hacer a mi manera, creando… (Viola 2019).

Siguiendo el hilo de los afectos, Didi-Huberman (2020) explica que la desobediencia se muestra como el deseo, una potencia que en el pueblo se puede abrir en cualquier momento en dirección hacia la libertad y la emancipación o contra la sumisión por cobardía o desesperación. La desobediencia comienza en un gesto.

Y esto es así porque lo que nos levanta son nuestros deseos: frente a los discursos eternos de libertad; la poética de la gestualidad no solo deja huellas por la larga duración de su supervivencia, sino que descubre aquello que de otro modo no sería revelado. El mensaje del poeta puede llegar más lejos, afirma el autor.

Respecto a la emancipación política Didi-Huberman (2020) considera que la misma consiste en la alteración que experimenta nuestra intimidad por una resubjetivación que la hace redescubrirse y hace de ello un “vínculo social”, que genera un deseo político:

La resubjetivación en un orden ético o un orden de deseo conducirá a una actuación de manera concertada de la militancia. Por tanto, el retorno subversivo solo puede llegar de la conquista de la subjetividad, infiere de Michel de Certeau: “Se dio cuenta, igualmente, de que una resubjetivación equivale muy a menudo a un levantamiento del sujeto. Entonces este deviene, se crea a sí mismo por sí mismo y, haciendo eso, deviene otro” (p. 405).

Finalmente nos insta a “revolver en las cenizas (de la psique y de la materia), sacar de ellas algunas brasas” una labor que se nos presenta como “una creación de fuerza desobediente”. Conocer, creer, crear, tramar, narrar… ¿Qué tramamos? ¿Qué narramos?

Laterra (2024) en Cosido de manera imperfecta, y por lo tanto capaz de unirse con otro. Comunidad y cuidados trans, un abordaje de la cuestión destaca que la comunidad surge del relato, del trabajo de archivo narrando historias, rastreando relaciones:

“A través de Dinshaw, Boswell nos sugiere dos cuestiones: la comunidad como algo que se forma por fuera del parentesco tradicional y, por otra parte, la herencia de conocimientos y la historia a través de lo cual lo comunitario se toca y se teje como una forma de apoyo y cuidados a otros” (p.199).

En la tierra del sol y del buen vino (Mendoza), en la facultad de ciencias económicas -dónde sigue vigente la enseñanza de una economía política neoclásica y dónde se siguen pegatinando salmos evangélicos para guiar la fe y las conciencias- sucedió una vez algo extraordinario:

Las jornadas de economía crítica del año 2013 constituyeron un hecho alucinante. Verdaderamente un antes y un después. Enunciados en defensa del agua y en contra de la megaminería a cielo abierto, banderas sobre memoria, verdad y justicia, entre otros. Participantes de diversas disciplinas científicas, diversos movimientos sociales y diferentes provincias y países del mundo. Debates apasionados, escucha activa y un clima de camaradería como si quienes formaban parte supieran lo incómodo de ese encuentro y por eso ponían el cuerpo, compartiendo esa complicidad. En ciencias económicas, para muchxs sino para todxs fue la primera vez que vimos algo así acontecer. (Machín et al 2024, p.8)

Ya nos advertía Kant (1784) en el conocido opúsculo ¿Qué es la Ilustración? sobre Sapere aude:

“La Ilustración es la liberación del ser humano de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón! He aquí el lema de la Ilustración.

La pereza y la cobardía son causa de que una tan gran parte de los seres humanos continúe a gusto en su estado de pupilo, a pesar de que hace tiempo la Naturaleza los liberó de ajena tutela; también lo son que se haga tan fácil para otros erigirse en tutores. ¡Es tan cómodo no estar emancipado! […] no me hace falta pensar: ya habrá otros que tomen a su cargo, en mi nombre, tan fastidiosa tarea” (pp. 249).

Fuentes bibliográficas

Cuello, N. & Morgan Disalvo, L. (2020)- Ninguna linea recta. Contraculturas punk y politicas sexuales en Argentina 1984-2007. Buenos Aires: Alcohol & Fotocopias, Tren en Movimiento Ediciones. Dirección estable: https://www.aacademica.org/nicolascuello/35 

Didi-Huberman, G. (2020). Desear, Desobedecer. Lo que nos levanta, 1. Madrid, Editorial Abada. Por Contreras, Fernando (Universidad de Sevilla) IC – Revista Científica de Información y Comunicación 2020, 17, pp. 565 – 568. Art_B02.pdf (us.es)

Fisher, M. (2009)- Realismo capitalista. https://monoskop.org/images/4/47/Fisher_Mark_Realismo_Capitalista_No_hay_alternativa_2016.pdf 

Gambina, J. (2023)- Tendencias del capitalismo contemporáneo. Propuestas de alternativas. XIV Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo.

La Habana, Cuba.

Hinkelammert, F. & Mora Jimenez, H. (2009)- Por una economía orientada hacia la reproducción de la vida. ÍCONOS. Revista de Ciencias Sociales. N° 33, 2009, pp.39-49. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

Kant, E. (1784)- ¿Qué es la ilustración? Foro de Educación, n.º 11, 2009, pp. 249-254. Madrid.

Laterra (2024) en Cosido de manera imperfecta, y por lo tanto capaz de unirse con otro. Comunidad y cuidados trans, un abordaje de la cuestión destaca que la comunidad surge del relato, del trabajo de archivo narrando historias, rastreando relaciones:

Machin, F., Jacky, E., & Velasco Cicchitti, L. (2024). Experiencias y saberes en ciencias económicas de la UNCUYO. Apuntes afectivos y genealógicos. Algarrobo-MEL, 12(1), 1–16. Recuperado a partir de https://revistas.uncu.edu.ar/ojs3/index.php/mel/article/view/6041 

Montero, R. (2016)- Un nuevo sistema de salud es posible. Bases para la transformación. EDIUNC. Mendoza, Argentina.

Rikap, C. (2017)- Economistas, ¿para qué? EPQ-DMD’. Agrupación universitaria BASE, FCE-UBA. N°1, año 2017.

Rotunno, C. y Díaz de Guijarro, E. (2003)- La construcción de lo posible: la Universidad de Buenos Aires de 1955 a 1966. Libros del zorzal.

Viola, L. (2019)- ¡A mover el culo! ¡Vuelve el punk! Historia del punk nacional. Diario Página 12, suplemento Soy, 29 de noviembre de 2019.

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