Por Analía Ayala* y Joanna Baez**

Introducción
El amor, en sus diversas manifestaciones, ha sido históricamente una construcción social profundamente influenciada por las estructuras de poder, las normas culturales y los ideales políticos. Durante el siglo XX, diversas corrientes feministas se han dedicado a cuestionar y reconfigurar las nociones tradicionales del amor, proponiendo alternativas que desafían las concepciones hegemónicas.
A principios del siglo XX, Emma Goldman desarrolla su crítica hacia el matrimonio en la cual deja ver su posicionamiento sobre el amor y la potencia política del mismo. Por su parte, Alejandra Kollontai introduce el concepto de “amor camaradería”, desafiando la idea del amor como un vínculo natural y meramente reproductivo. Kollontai aboga por un amor que trascienda las relaciones de pareja tradicionales, rechazando la monogamia y lo que ella denomina “amor burgués”, caracterizado por la competitividad y la propiedad privada. Esta propuesta promueve una visión del amor basada en la igualdad y la solidaridad, sentando las bases para una crítica feminista de las estructuras afectivas convencionales.
En las últimas décadas, la discusión sobre el amor ha sido revitalizada con nuevas perspectivas. Brigitte Vasallo ha contribuido a profundizar estas ideas con nociones como redes afectivas y la crítica al “amor Disney”, ampliando el debate sobre el poliamor y las alternativas al amor romántico tradicional.
Este trabajo se propone conectar estas reflexiones con las luchas de la clase obrera y la organización política. A través de un análisis conceptual de las propuestas feministas sobre el amor, se buscará entender cómo estas ideas han influido en la vida cotidiana y en la capacidad de organización colectiva, ofreciendo una comprensión crítica de la intersección entre las relaciones personales y las estructuras sociales y políticas.
Emma Goldman y la propuesta anarquista del amor
En su ensayo “Matrimonio y amor”, Emma Goldman presenta una crítica radical a la institución del matrimonio, contrastándola con su concepto del amor libre y auténtico. Para Goldman, el matrimonio y el amor no solo son entidades distintas, sino antagónicas. Mientras que el matrimonio se define por ser una institución coercitiva y restrictiva, el amor, según Goldman, es un sentimiento espontáneo, que transgrede todas las leyes y convenciones sociales: “el amor, el más libre, la impronta más poderosa del destino humano” (p. 14).
Goldman ve en el matrimonio una forma de control social, equiparando a un “contrato de seguros” que garantiza la seguridad económica y social, pero que carece de la intensidad, la belleza y la espontaneidad que caracterizan al amor. Desde su perspectiva, el matrimonio no es más que una herramienta del capitalismo y del patriarcado, que regula las relaciones afectivas y sexuales de manera que favorece la explotación y el control sobre las mujeres. Mientras tanto, el amor, en su forma más pura, es un acto de libertad, no condicionado por las normas impuestas por la sociedad.
Una de las afirmaciones más potentes de Goldman, sobre esta temática, es que el amor es “el más fuerte y más profundo elemento en toda la vida” y que este amor auténtico debería ser el horizonte al que la sociedad aspire. En lugar de ser una simple relación entre dos personas, el amor, en la visión de la autora, se convierte en una fuerza transformadora capaz de derribar las barreras que impone la sociedad capitalista. Este amor libre tiene el potencial de cubrir las necesidades humanas fundamentales: “en la medida en que sea el amor el que engendre vida no habrá niños abandonados, ni hambrientos ni faltos de afecto” (p. 15). Aquí, Goldman vincula el amor con la justicia social, presentándose como una solución a las miserias que el capitalismo produce, tales como la pobreza, la alienación y la desigualdad.
Una crítica interesante que surge de este análisis es la forma en que Goldman coloca el amor como un destino idealizado, casi místico, para la sociedad. En su visión, el amor libre tiene la capacidad de transformar la vida humana de manera tan radical que puede parecer comparable a una promesa mesiánica o divina: “algún día hombres y mujeres ascenderán […] si el mundo alguna vez diese a luz a lo que es una auténtica camaradería y unidad, el padre será el amor.” Esta concepción del amor como fuerza redentora se asemeja, en cierto sentido, a una visión utópica en la que el amor puede resolver todas las injusticias sociales. No obstante, esta visión puede ser problemática al depender de un ideal poco tangible y difícil de alcanzar.
Si nos remitimos a quienes han estudiado en profundidad las determinaciones del sistema capitalista, podemos referenciarnos en Marx. Este autor sostiene que el capitalismo es, en esencia, un modo específico de producción donde tanto las distintas instituciones como las relaciones sociales son determinadas por esta forma específica de organizar la producción.
A partir de estas ideas, podemos identificar dos aspectos claves para criticar y complementar la propuesta de Goldman. Primero, su concepto del amor libre, si bien inspirador, tiende a desestimar las limitaciones estructurales impuestas por el sistema capitalista. El amor libre, por sí solo, no puede eliminar las desigualdades materiales ni las formas de explotación sin un cambio radical en las relaciones económicas. En segundo lugar, su crítica al matrimonio como institución podría ser vista como insuficiente si no toma en cuenta que, bajo ciertas condiciones, el matrimonio puede ser reconfigurado de maneras que desafíen las relaciones tradicionales de poder y propiedad, algo que algunas feministas contemporáneas han defendido.
La crítica de Emma Goldman al matrimonio y su idealización del amor libre abren un espacio necesario para repensar las relaciones afectivas y el papel que juegan en las luchas sociales. Sin embargo, su visión puede resultar limitada al no reconocer completamente las dinámicas estructurales que perpetúan las formas de opresión que ella misma crítica. Es fundamental situar su propuesta de amor libre dentro de un marco más amplio de transformación social que tenga en cuenta tanto las dimensiones afectivas como las materiales de la opresión y la emancipación.

La propuesta de Amor Camaradería de Alejandra Kollontai
Para abordar la crítica al amor burgués y la propuesta de Alexandra Kollontai sobre el “amor-camaradería”, es necesario partir de su visión marxista, en la que el amor está intrínsecamente vinculado a la estructura de clases y a la ideología dominante de cada época.
La autora parte de la idea de que cada periodo histórico y cada clase social han moldeado el concepto de amor conforme a sus intereses. La clase burguesa, en este caso, ha impulsado una noción de amor absorbente y exclusivo, que se caracteriza por la dependencia emocional y el aislamiento de la pareja de su entorno social. Esta forma de amor es funcional al sistema capitalista, ya que reproduce las relaciones de propiedad y control sobre las mujeres y, a través de la familia nuclear, asegura la transmisión de la riqueza y el poder.
Kollontai señala que “el amor es un precioso factor social y psíquico que la Humanidad maneja instintivamente según los intereses de la colectividad” (p. 216). Esto sugiere que el amor no es un fenómeno estrictamente privado o personal, sino que responde a dinámicas sociales más amplias, y su evolución está condicionada por la lucha de clases. En este sentido, el amor burgués, tal como lo conocemos, no es natural ni eterno, sino una construcción social que ha sido adaptada para servir a los intereses de la clase dominante. El ideal de amor burgués, basado en la propiedad y en la exclusividad, refuerza la opresión de la mujer al establecer relaciones jerárquicas en el ámbito doméstico.
En contraste, el amor-camaradería propuesto por la autora emerge como una alternativa que responde a los intereses de la clase trabajadora. Este tipo de amor, fundado en la camaradería y la solidaridad, se integra dentro del proyecto socialista más amplio. Sostiene: “La nueva sociedad comunista está edificada sobre el principio de la camaradería, de la solidaridad” (p. 219). Aquí, la solidaridad no es solo un reconocimiento de los intereses comunes de clase, sino también un vínculo afectivo y espiritual que une a los individuos en una comunidad. Esta noción de amor rechaza la idea del amor como algo exclusivo y absorbente, permitiendo que los lazos afectivos se expandan hacia la colectividad en su conjunto.
Uno de los elementos centrales de la propuesta de Kollontai es la idea de que “el amor es un conglomerado de sentimientos diversos” (p. 223), lo cual lo aleja de una visión romántica única y limitada. En lugar de concebir el amor como una fuerza que aísla y absorbe, propone una forma de amar que es más abierta y que permite el respeto mutuo, la cooperación y el apoyo entre las partes involucradas, sin caer en la dependencia emocional o el aislamiento del resto de la sociedad.
Además, Kollontai defiende que el proletariado no debe imponer una forma fija de amor: “Para el logro de las tareas del proletariado es completamente igual que el amor tome la forma de una unión estable o que no tenga más importancia que la de una unión pasajera” (p. 232). Lo relevante para la ideología proletaria no es la duración o formalidad de la relación, sino las cualidades que se desarrollan en los individuos. De esta forma, se enfatiza que el amor debe ir más allá de las relaciones de pareja, extendiéndose a la totalidad de la colectividad.
La obra de la autora resulta completamente innovadora para su tiempo. Su contribución invita a una revisión crítica de las concepciones y formas del amor, destacando sus contradicciones en lugar de idealizarlo. No obstante, al igual que ocurre con Goldman, la propuesta de Kollontai tiende a ser vista como idealista, ya que no aborda las condiciones estructurales del sistema capitalista. En otras palabras, al sugerir una transición del amor burgués al amor camaradería sin especificar qué cambios estructurales en el sistema económico permitirían dicha transformación, se torna complicado imaginar que las relaciones sociales, determinadas por la forma en que se organiza la producción, desaparezcan para dar lugar a este nuevo tipo de amor.
La Monogamia y las Redes Afectivas según Brigitte Vasallo
Dentro de las autoras modernas podemos citar a Brigitte Vasallo. Por un lado, en su libro “Redes Afectivas y Revoluciones” pone en el centro las redes afectivas, es decir, las formas en que nos vinculamos con las personas a través del amor, la amistad, el cuidado y la comunidad. Vasallo argumenta que estas redes no están separadas de los sistemas de poder, sino que se configuran dentro de un marco normativo que reproduce las dinámicas del patriarcado, el capitalismo, el colonialismo y otras formas de opresión. Por ello, las relaciones afectivas pueden tanto perpetuar como desafiar estas estructuras.
Vasallo sostiene que las revoluciones verdaderas no pueden surgir sin una transformación de nuestras formas de amar, cuidar y relacionarnos. Es necesario romper con los esquemas impuestos por el pensamiento monógamo, el amor “Disney” y las jerarquías afectivas que otorgan mayor valor a ciertos tipos de relaciones (parejas, familia nuclear) en detrimento de otras (amistad, comunidad). En este sentido, la autora conecta el activismo político con la construcción de redes afectivas más horizontales y menos jerárquicas.
La autora sostiene que el amor “es felicidad, es plenitud, es generosidad, es complicidad, es buen sexo, es cariño, comprensión, es cuidados” (Vasallo, 2014, p.10). Es también sinónimo de “dolor de barriga, alegría constante, embobamiento. El amor que todo lo puede, que te cala hasta los huesos, que no entiende de clases sociales…” (p. 32). A este amor lo llama Amor con mayúscula, a diferencia del amor con minúscula que no es tan real, ni tan espontáneo y que está regido por las características centrales de la monogamia, a saber: romantización del vínculo, exclusividad sexual y futuro reproductivo.
Por su parte, “Pensamiento monógamo, terror poliamoroso” es una obra que cuestiona y problematiza la monogamia como estructura normativa y examina críticamente el poliamor. Vasallo sostiene que el pensamiento monógamo para referirse a la idea de que la monogamia es una norma impuesta y asumida como la única forma válida y natural de relacionarse amorosa y sexualmente. Esta norma está tan internalizada que, incluso cuando se exploran alternativas como el poliamor, muchas veces se siguen replicando las mismas dinámicas de poder y control que caracterizan la monogamia. Vasallo sostiene que la monogamia no solo afecta nuestras relaciones íntimas, sino que está entrelazada con el patriarcado, el capitalismo y otras formas de opresión. En este sentido, las revoluciones deben comenzar con subvertir el orden afectivo que organiza la monogamia.
El aporte de Brigitte Vasallo en relación con el amor y la revolución radica en su énfasis en las redes afectivas como un campo de lucha política. Vasallo propone que la transformación radical de las formas de amar y cuidar es fundamental para subvertir las estructuras de opresión que sostienen sistemas como el patriarcado y el capitalismo. Su crítica al pensamiento monógamo y al amor idealizado abre la puerta a la construcción de relaciones más horizontales y menos jerárquicas, cuestionando las dinámicas de exclusividad y propiedad que refuerzan las jerarquías sociales.
Sin embargo, a pesar de la relevancia de su análisis, su propuesta carece de una definición material concreta sobre el capitalismo. Vasallo no explicita cómo estas transformaciones afectivas se vinculan con cambios estructurales en el modo de producción capitalista, ni aborda las determinaciones económicas que condicionan las relaciones sociales. Esta omisión deja su planteo idealista y abstracto, al no proporcionar una vía clara para que la transformación del amor se traduzca en una superación efectiva del sistema capitalista.
Conclusiones
De acuerdo con lo expuesto, la concepción del amor ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Hemos observado un “avance progresivo” en este debate, pasando de centrarse en el matrimonio como la principal forma de vinculación, a propuestas más audaces, como las de Brigitte Vasallo.
Las reflexiones de Emma Goldman, Alexandra Kollontai y Brigitte Vasallo sobre el amor y las relaciones afectivas son valiosas para repensar el papel que estas desempeñan en las luchas sociales y en la transformación de las estructuras opresivas. Las tres coinciden en la necesidad de criticar las concepciones tradicionales del amor, pero comparten una limitación: no logran vincular de manera clara las dinámicas afectivas con las estructuras materiales del sistema capitalista. Sus ideas son cruciales para avanzar en el conocimiento del amor y las relaciones afectivas, sin embargo, no abordan con profundidad las condiciones estructurales y económicas que sostienen las opresiones. Como resultado, sus propuestas corren el riesgo de quedarse en un plano idealista, sin ofrecer una vía concreta para la emancipación social.
Además, aunque las tres autoras critican el sistema capitalista y abogan por su superación, sus propuestas quedan imprecisas al no definir claramente lo que entienden por capitalismo. Desde una perspectiva materialista, es esencial reconocer que el capitalismo es un sistema específico de organización de la producción. Si bien influye en nuestras relaciones afectivas, no es en estas donde reside el núcleo del cambio necesario para superarlo.
Finalmente, resulta crucial pensar, discutir y reflexionar sobre la concepción del amor y sus diversas formas. Esto nos permitirá profundizar en la comprensión de las fuerzas que rigen nuestras relaciones afectivas y nos ayudará a identificar las acciones políticas que la clase obrera debe llevar a cabo para avanzar hacia la superación del modo de producción capitalista.
* Universidad Nacional General Sarmiento/Universidad Nacional San Martin
** Universidad Nacional General Sarmiento/Universidad Torcuato Di Tella
Bibliografía
Kollontai, A. La nueva vida y la moral sexual. Primera edición. Madrid, España: Ediciones Hoy; 1931.
Goldman, E. (1911). Matrimonio y amor. Mother Earth
Vasallo, B. (2014). Redes Afectivas y Revoluciones. Pensaré Cartoneras.
————–(2018). Pensamiento monógamo, terror poliamoroso. La Oveja Roja.