El gobierno de Milei nos ataca con una batería de medidas que proponen dejarnos en una situación de inmovilidad que les permita avanzar definitivamente sobre nuestros derechos y conquistas y anule la posibilidad de nuestra organización para una transformación total del sistema capitalista patriarcal adultocéntrico. Su ataque directo a la educación pública en todos sus niveles es uno de sus discursos más fuertes y lleva de la mano una vieja receta neoliberal: la privatización de todo el sistema educativo y su consecuente mercantilización de la comunidad educativa. Frente a esa avanzada nos parece imperioso insistir en nuestras discusiones y resistir. Nunca desistir en la búsqueda de un mundo construido entre todxs, donde la educación tiene un rol central que cumplir.

Insistir, persistir, resistir
Corrían los años 90, en el fondo de una vidriera comercial aparecía una foto de Mickey Mouse con el castillo de Disney (Orlando-Miami) de fondo. Espejados sobre el vidrio se reflejaban los rostros robados de miles de niñxs que veían como una sociedad miraba para otro lado (al norte) mientras la lucha docente por el derecho a su educación golpeaba con ahínco el pizarrón con una tiza, sin ser escuchada.
En medio del bombardeo cultural neoliberal, el aquel entonces presidente, Carlos Menem anunciaba, haciendo caso directo de las indicaciones del Banco Mundial, la Ley Federal de Educación y la Ley de Educación Superior. La primera modificada por la Ley de Educación Nacional y la segunda aún en vigencia. Ambas con un espíritu concreto: mercantilizar la educación. Ser libre era tener libertad de comprar. Casi 40 años después volvió Menem, pero no sólo en forma de cuadro en el reciente salón de los próceres en Casa Rosada, sino como forma de discusión cultural propuesta por el actual gobierno libertario.
La reciente resolución de voucher educativos se enmarca dentro de esa misma lógica noventista: “hay que fomentar la demanda” anunciaba el actual presidente. La idea esgrimida en los debates presidenciales de fines del 23 indican eso, la educación fracasó porque el Estado fracasó, hay que entregar voucher a las familias para que puedan elegir dónde mandar a estudiar a sus hijxs y así las escuelas competirán y ofrecerán mejor calidad educativa. Esa es la idea que prima en la Libertad Avanza, promover el mercado entendiendo que este es el lugar donde se es exitoso sirviendo al prójimo con mejores bienes. La educación es, en definitiva, un bien más transable como mercancía en el mercado.
Más allá de todas las interpretaciones que podamos hacer, y que ya se han hecho sobre está lógica, es importante resaltar la exaltación por la forma bancaria (retomando a Paulo Freire) que nos propone el gobierno. Más que nunca la educación se plantea como un ejercicio bancario del saber. A partir de apostar a una educación que por un lado reproduzca la mano de obra que necesitan y por el otro legitime su propia visión del mundo, convenciendo así al resto de la sociedad, y en especial a la clase oprimida y explotada, que lo que a ellos conviene nos conviene a todxs.
La educación como proyecto del sistema capitalista siempre fue pendular entre esos dos ejes, reproducción de la mano de obra y legitimación de la hegemonía (coerción política+poder económico) de las clases dominantes. Las políticas del actual gobierno buscan profundizar ambos, abaratar costos sin importar que eso implique pibxs sin escuela o escuelas si comida (que es lo mismo pero de otra manera) y al mismo tiempo poner sobre el paño del juego la idea de que la educación pública (en todos sus niveles) adoctrina. La solución: voucher educativos que permitirán a las familias meter en las “rendijas” de las cabezas de sus hijxs los saberes mejor comprados en el mercado educativo. Así, como una imagen distópica, miles de pibxs transitan instituciones que ofrecen depositar en sus cabezas las mercancías de moda en el mercado. En está lógica de la Libertad Avanza, la libertad consiste en poder elegir la mejor educación que sea posible comprar. En está lógica educativa lxs pibes son sólo sujetos donde se depositan saberes y según tengan acceso sus familias ocuparan un lugar en el engranaje final del sistema capitalista que los explotará, en el mejor de los casos, o los excluirá convenciéndolxs que es el mejor mundo posible.
¿La educación como servicio o como derecho? ¿Da igual?
Recientemente el gobierno dió un paso, bastante lejano a lo que propone pero paso al fin, en su política de voucher. Las palabras que se utilizan en las políticas públicas nunca son arbitrarias o ingenuas. Cada concepto esconde discusiones políticas históricas. La batalla sobre las palabras es clave porque la transformación del campo semántico es condición para establecer una nueva hegemonía.
La educación pública como servicio es parte del proyecto educativo de las derechas neoliberales, que intenta profundizar en la población sentidos en torno al individualismo, la competencia y el sálvese quien pueda, internalizando ideas meritocráticas donde cada cual es individualmente responsable de su éxito o fracaso. Desde una visión mercantilista busca establecer a la educación como un bien de cambio, discutiendo así con la noción de educación como derecho.
La educación como derecho social entiende al Estado como el principal garante de la educación. De este modo, el Estado debe garantizar las condiciones materiales para el acceso, la permanencia y el egreso a la educación de toda la población. En cambio, en la lógica de servicio, la educación se subsume a la órbita del mercado donde son los consumidores y proveedores, y no el Estado, quienes establecen las condiciones, la calidad y la forma de la educación.
Este impulso privatizador liberal forma parte de una tradición existente desde el origen mismo de nuestro sistema educativo. La fundación de la educación pública en Argentina se constituyó como un sistema mixto (estatal y privado), marcado por la oposición entre concepciones subsidiarias del Estado (defensores del papel de las familias y la iglesia), y concepciones defensoras de la principalidad del Estado en educación. El discurso político educativo neoliberal-neoconservador es parte de la estructura de nuestro sistema educativo.
El gobierno de Milei busca consolidar de múltiples formas está concepción mercantilista de la educación. Establece ayudas financieras para escuelas privadas; intenta imponer el arancelamiento de la educación superior para extranjeros y la educación híbrida desde la escuela primaria (Proyecto de Ley Ómnibus); y desfinancia la educación estatal. Esta ofensiva privatista y mercantilista es deseada por todos los sectores de las clases dominantes, ya que en el marco de las transformaciones en el mundo del trabajo (flexibilización y precarización laboral), la diversificación de ofertas educativas (escuelas para pobres y escuelas para ricos) es algo central para diversificar también la mano de obra. A la vez que reduce el costo educativo de la mano de obra poco capacitada ( ¿Quién necesita un secundario de calidad o estudios superiores para trabajar en Rapi?).
Los vouchers educativos, recientemente implementados con la Resolución 61/2024 del Min. de Capital Humano, se inscriben en esa tradición liberal de derecha que hoy expresa el gobierno de Milei. En términos concretos sus artículos promueven una “asistencia” a estudiantes de todos los niveles de hasta 18 años que asisten a escuelas con al menos el 75% de subsidio estatal y con un tope mensual por hijx de 21.198 pesos. El objetivo político de esta primer camada de vouchers educativos son aquellas familias que con mucho esfuerzo acceden a una escuela de gestión privada, buscando de esta manera no perder votos en aquellos sectores en donde el aumento de la cuota escolar genera enojo y al mismo tiempo dar la batalla cultural promoviendo que la privatización de la educación es el mejor camino.
Por otro lado, el gasto total del gobierno en estos vouchers iniciales constituyen un monto superior a lo que se destinaba al FONID, lo cual vuelve a instalar la pregunta por ¿En qué se destinan las partidas presupuestarias educativas? En ese sentido el plan de desfinanciamiento de la educación genera una desfinanciación en los recursos provinciales de los cuales se sostiene infraestructura y salarios docentes.
Es por lo compartido que se nos impone preguntarnos ¿Al servicio de qué y de quiénes está la escuela pública hoy? ¿Al servicio de qué y de quiénes producimos conjuntamente con lxs estudiantes el saber dentro de la escuela?
…Y nunca desistir.
Este primer ensayo del gobierno de Milei nos deja algunas primeras conclusiones.
1- La primera tanda de vouchers busca evitar que las familias trabajadoras que acceden a escuelas de gestión privada, la mayoría parroquiales, tengan que dejar de enviar a sus hijxs a estas instituciones generando así un malestar que podría traducirse en un descontento con el gobierno. Sin lugar a dudas en medio de la estanflación promovida por el gobierno estos son migajas para una clase que es la principal perjudicada por las políticas de ajuste.
2- El espíritu de la medida es en el fondo el principal objetivo del gobierno de la Libertad Avanza, avanzar con un proceso de privatización de la educación en detrimento de la escuela pública con el fin último de su destrucción.
3-Esta política se suma al resto de las políticas de Milei: desfinanciamiento de las Universidades Nacionales, salarios de miseria para Docentes y no Docentes, desfinanciamiento de la obra pública orientada al mantenimiento y la construcción de escuelas, establecimiento de la educación como servicio esencial. Constituyen parte de la reconfiguración del mundo del trabajo que propone el gobierno, en el cual no hay espacio para todxs, ni publicxs ni privadxs.
4-Es necesario como clase organizada dentro del campo de la izquierda promover el debate contrahegemónico sobre los ¿para qué? de la educación. Sabemos por experiencia que quedarnos en el campo de la reivindicación y ampliación de derechos no alcanza. Es necesario exponer las prácticas institucionalizadas de la educación bancaria que exceden al actual gobierno y recuperar la rica historia de la educación pública en diálogo con las experiencias populares de autogestión y organización de la clase oprimida por poner en pie una educación popular.
Construir una educación pública y popular que se aleje diametralmente de la reproducción de la mano de obra y la legitimación del sistema, y proponga la existencia como primer paso para la emancipación de la clase, puede ser una primera acción político pedagógica para dar la discusión sobre el proyecto de educación con la Libertad Avanza y toda la clase dominante.