24M. A las calles contra el proyecto negacionista y hambreador

30400 corazones en lucha en cada piquete y asamblea

Este 24 de marzo no es un recordatorio más de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. Será un 24 de marzo atravesado por una coyuntura extremadamente dura para el conjunto de la clase trabajadora: el programa del gobierno de Javier Milei y Victoria Villarruel no es más que un plan de ajuste criminal que cumple a rajatabla con las exigencias del FMI y propone más endeudamiento. Los despidos en masa, las privatizaciones de empresas del Estado y los recortes en las políticas públicas afectan principalmente a trabajadores precarizades, desocupades, niñes y jubilades.

El proyecto económico y social de este gobierno tiene una línea de continuidad con el proyecto neoliberal de la dictadura, que a base de torturas y desapariciones forzadas buscó desarmar comisiones internas, sindicatos, centros de estudiantes, comisiones barriales y todo espacio de organización obrera, campesina y popular. Ahora, el plan de Milei y Villarruel solo es posible implementarlo si se criminaliza la protesta social, a lo que está abocada Bullrich con su protocolo y con todos los ensayos represivos en curso, tanto de las fuerzas policiales como de grupos civiles que pretenden amedrentar e instalar el terror a través de acciones de extrema violencia hacia el pueblo. Ejemplos de este accionar son el brutal agravio a una compañera de la agrupación H.I.J.O.S o el atropellamiento de dos manifestantes frente al Gaumont la semana pasada. Para reimplementar ese plan de la dictadura el gobierno practica el negacionismo, dice que los Derechos Humanos son un negocio y pretende volver a darle un rol político a las Fuerzas Armadas: está disputando el sentido político de Memoria, Verdad y Justicia que junto a los organismos de Derechos Humanos supimos construir.

La magnitud del ataque es brutal. Como dijimos hace unos meses, el gobierno de Milei pretende modificar de raíz la configuración social y política en nuestro país. El plan de reformas del gobierno y sus compinches busca legalizar el saqueo y la expropiación sobre nuestros bienes comunes y nuestras vidas, ofreciendo un marco legal para la expoliación, la tan reclamada “seguridad jurídica” que exigen las multinacionales y los fondos buitres para invertir. Quieren garantías para despojar territorios, transformándolos en zonas de sacrificio y fugar las ganancias que obtengan. Para todo eso necesitan disciplinarnos. Saben que este pueblo va a dar pelea, que tiene una enorme historia de lucha.

La magnitud del ataque exige una respuesta acorde de nuestro lado. Por eso, desde Marabunta venimos impulsando en todos los espacios de coordinación de Derechos Humanos la necesidad de movilizaciones unitarias. Creemos que es prioritaria la unidad para enfrentar a este rejunte de empresarios y políticos que nos quieren aplastar y, sin ocultar las diferencias estratégicas que tenemos con quienes han gobernado hasta noviembre del 2023 -y aún gobiernan en las provincias-, apuntalar hacia la unidad de acción para recuperar una correlación de fuerzas donde la clase trabajadora tuerce el sentido regresivo que intentan reinstalar las fuerzas del régimen.

Si bien desde hace 18 años en Buenos Aires se realizan dos convocatorias separadas, creemos que este año la prioridad está puesta en golpear juntos todos los sectores que nos oponemos a este gobierno neoliberal. En este sentido peleamos para realizar un acto unitario entre el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVyJ) y la Mesa de Derechos Humanos, con las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas de Plaza de Mayo y con Pérez Esquivel en el escenario. Luego de varias instancias de debate, desde el EMVyJ acordamos mayoritariamente ir por una marcha, un acto y dos documentos, lo que no significó en ningún momento ni unidad ingenua, ni con la burocracia y ni con funcionarios, sino unidad del pueblo, de les de abajo. Aún así, los intentos fueron infructuosos. El sectarismo de un lado y la obsecuencia del otro nos llevaron al punto en el que estamos hoy: dos convocatorias, dos movilizaciones, dos actos.

Esta situación para nosotres es preocupante porque como dijimos antes, es momento de priorizar los mínimos acuerdos frente a una avanzada que nos está aplastando. Desde hace 18 años, con el EMVyJ venimos desarrollando una política de independencia de clase con aquellos gobiernos que también violaron DDHH e institucionalizaron parte de nuestras luchas. En 18 años, nunca dejamos de estar en las calles defendiendo los derechos humanos de ayer y de hoy. En el EMVyJ llevamos, entre otras, las fotos de Jorge Julio López y Santiago Maldonado, acompañamos los procesamientos a lxs luchadores, denunciamos que con hambre, desocupación y represión no hay derechos humanos. Nos solidarizamos y nos movilizamos junto al 3er Malón de la Paz. Como durante el gobierno de Macri, cuando masivamente logramos frenar el 2×1 que pretendía liberar genocidas, es tiempo de que las organizaciones del campo popular enfrentemos unitariamente al gobierno pro genocidas de Milei y Villarruel.

Responsabilizamos a un sector político de DDHH vinculado con el peronismo de frustrar la política de unidad, mediante la obsecuencia y la práctica de una política deliberada para evitarla, mecanismo que vimos repetirse en distintas ciudades del país donde también impulsamos movilizaciones unitarias. No alcanza con la remake del “hay 2027”, necesitamos unidad de acción para derrotar a este gobierno y las organizaciones políticas tenemos un rol fundamental en organizar y movilizar al pueblo. Instamos a las conducciones a estar a la altura del momento político que atravesamos. Pero también vemos atisbos de una política delimitacionista en algunas organizaciones compañeras de la izquierda, que priorizan la imposición de lecturas políticas sectarias, haciendo magros esfuerzos por construir la unidad. Aún lamentando las diferencias en la caracterización política y en las dificultades para la construcción de unidad, sostendremos como hace 18 años ser parte de la convocatoria del Encuentro Memoria Verdad y Justicia, espacio que integramos y cuya trayectoria valoramos.

En síntesis: en muchos lugares del país habrá dos convocatorias, dos movilizaciones, dos actos y cada sector leerá sus documentos. Aún así, es tarea de toda la clase trabajadora y todo el pueblo reventar todas las plazas del país. Si es necesario, llevando adelante formas creativas para que espacios unitarios no se rompan ante la división de actos: sabemos que la división no cuenta con ninguna simpatía entre quiénes movilizarán. La unidad que necesita nuestra clase para frenar el ajuste la seguiremos construyendo en las calles, en las asambleas, en los lugares de trabajo y todos los espacios de resistencia que se van poniendo de pie.

Este 24 de marzo llenemos las plazas de todo el país, encarnemos la práctica de la memoria activa como se hizo en cada recuperación de los sitios de memoria, en el acompañamiento de les familiares en cada juicio a los genocidas o como con las compañeras travestis en su valiente proceso de reparación histórica. Llenemos las plazas de todo el país, sigamos insistiendo en la unidad que es lo que necesita nuestra clase para frenar el ajuste.

De nuestra parte, como nuestres compañeres, continuaremos militando por un mundo sin opresión ni explotación, para cambiar este sistema de raíz. Somos zurdos, zurdas, maricones, feministas, socialistas, comunistas y lo decimos a viva voz: ¡No nos han derrotado! ¡Lucharemos hasta vencer!

A 48 años del golpe genocida, decimos: 30.400 compañeres, ¡¡¡presentes!!! Reivindicamos su lucha: no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos. Abajo el plan ajustador de Milei

Fuera el FMI

Arriba la unidad desde abajo y en la lucha hacia el Socialismo