Fue el 20 de junio de 1996, en Cutral Co, Neuquén. Ese día marcó uno de los hitos iniciales del fin del consenso neoliberal, que permitió la privatización de YPF en 1992 y el despido de miles de trabajadores. Ese día emergió del sector más pauperizado de la sociedad un nuevo actor social: el movimiento de trabajadores desocupades.
Harta la sociedad neuquina de las promesas incumplidas de trabajo digno, con la soga al cuello por la falta de salario y los cortes de servicios, en vísperas de un crudo invierno patagónico, el corte de ruta apareció como método para hacerse escuchar, para visibilizar la difícil situación que atravesaban cientos de familias. Neumáticos prendidos fuego en el medio de la Ruta nacional 22 resultaron ser el símbolo inicial de la nueva etapa en la protesta social que se abría en Argentina. Los medios de comunicación, cada vez más concentrados en pocas manos y totalmente alineados con el plan de ajuste neoliberal, rápidamente pusieron nombre a la acción: fueron los primeros piquetes.
El reclamo era totalmente legítimo, trabajo digno, y el método era totalmente democrático, asambleas populares. La respuesta del Estado fue la esperable. El entonces gobernador de Neuquén Felipe Sapag pretendía que levantaran los cortes y una delegación de les manifestantes se sentara a negociar en la capital provincial. El ministro del interior del gobierno nacional, Carlos Corach, impulsó un fuerte operativo de gendarmería para desalojar la ruta.
El 25 de junio comenzó la represión, y lo que empezó como una protesta de les desocupades se convirtió en una verdadera pueblada, con docentes, estatales, y la comunidad en general volcándose masivamente a la ruta, impidiendo el avance de las fuerzas represivas. La jueza que ordenó el desalojo, Margarita Gudiño de Argüelles, no pudo menos que reconocer que un pueblo entero estaba reclamando, y decidió retirarse junto con la gendarmería. Más de veinte mil personas reclamaban una respuesta del gobierno provincial. Finalmente, esa misma tarde, el gobernador Sapag tuvo que viajar a Cutral Co y negociar con las asambleas.
El 26 de junio, seis días después de iniciada la protesta y seis años antes del fatídico asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, el gobierno debió comprometerse a dar subsidios y reconectar el gas y la luz a las personas desocupadas, así como la realización de obra pública que permitiera la reactivación económica de la zona. Si bien muchas promesas nunca llegaron a concretarse, Cutral Co fue la primera señal de que la acción directa podía torcer el brazo de un gobierno dispuesto a profundizar la desigualdad social en Argentina, y fue el primer paso para el importante levantamiento popular que se dio a nivel nacional en 2001.
A veinticinco años de aquellos días, los métodos piqueteros siguen siendo la principal herramienta para resistir al avance del Estado y los empresarios contra les trabajadores. Desde la lucha de les autoconvocades de Salud de Neuquén hasta los levantamientos en distintos puntos de América Latina, la autoorganización de quienes trabajamos es fundamental en la defensa de nuestros intereses. Reivindicamos la organización popular, y remarcamos que la historia de las luchas pasadas es la herramienta que tenemos en el presente para construir una alternativa que nos permita tener un futuro como sociedad, libre de explotación y opresión.
